jueves, octubre 27, 2005

Contratado Doctor

¡¡¡Me han dado la evaluación positiva de la ANECA para ser contratado doctor!!!

miércoles, septiembre 14, 2005

He vuelto

Oírmelo decir a mí, desde luego, no es lo mismo que oírselo decir a Eddie Felson en "El color del dinero". Y, ya puestos, oírselo decir sin haber visto antes "El buscavidas" te hace perder una gran cantidad del significado de esa escena (y de toda la película).

¿He vuelto? ¿Acaso me había ido?

El ¿problema? es este (más o menos):

Por un lado, cuando realmente me gusta escribir es, digamos, cuando me lo pide el cuerpo (o el alma, si os gusta más). Me gusta dejar que mis palabras transcurran sin haberme prefijado un objetivo, escribir sin el condicionante u obligación de conseguir que las palabras transmitan una idea o un mensaje concreto. Es genial, porque todo vale y no tienes que esforzarte. A veces parece que las palabras se colocan solas.

Por otro lado, aunque hace una cantidad de tiempo no despreciable lo que surgía de esa actividad me parecía un producto valioso, a estas alturas del concurso (je, je, je) ya no me vale. Se me ocurre fugazmente que podría inetrpretarse como un absoluto desprecio a la función de comunicación del lenguaje. Pero no es eso lo que me inquieta, sino el hecho de que ya no creo (o casi no creo) que lo que puede comunicar un discurso redactado a golpes viscerales realmente merezca la pena comunicarlo.

Así, me encuentro que cuando podría lanzarme a escribir llamado por mi estado anímico, mi respeto hacia los posibles lectores me detiene. Para escribir en otras circunstancias, quizá soy demasiado perezoso.

Por otro lado, hablar de la vida cotidiana, me resulta casi imposible. (¿Será porque ya la he vivido y entoncés para qué repetirlo?)

En fin, de momento me temo que no puedo ofreceros más que la misma inconstancia que me parece justo esperar de vosotros.

Madrid, 14 de septiembre de 2005

jueves, junio 23, 2005

El día que Bécquer se equivocaba


A pesar de todo, la catedral me sigue impresionando: tengo que recordarme respirar. La arquitectura con la que la creamos está bañada de los fluidos de nuestras almas, de la máxima exaltación de nuestra inspiración. Decoran sus muros y sus naves cada una de las más exquisitas obras de arte extremo y puro concebidas por nosotros. Nosotros mismos. Tanta grandiosidad dedicada a hacernos más pequeños. Las torres que se elevan al paraíso tienen escaleras cuyos peldaños son nuestras alas cortadas, todavía sangrantes, agitadas aún por espasmos de nuestro anhelo.

Camino desapercibido, en perfecta armonía con el entorno. No necesito ningún esfuerzo mental ni físico para que mi cuerpo, por sí mismo (¡por sí mismo sin que yo lo toque!), ejecute las danzas rituales. Incluso cuelgan de mí los ropajes y abalorios que muestran mi elevado rango dentro de la orden. Cuelgan de mí como una piel muerta que no termino de mudar, como un apéndice de función desconocida que los cirujanos solo extirpan cuando su inflamación pone en peligro tu vida.

A todo el alrededor se elevan los santuarios de los dioses: Amor, Egoísmo, Tragedia, Pasión, Destino… coronados por imágenes glorificadas hasta nuestra regalada sumisión e impotencia. Mis antiguas ofrendas yacen ya devoradas junto a otras muchas entrañas. Vírgenes entrañas humanas.

Corazones henchidos por la fe galopan y estallan dentro de los cuerpos humanos de los iniciados. Se arrodillan y dan gracias por sus lágrimas, ya sean de catártico sufrimiento o de pasmo ante ininteligible belleza. Espanto con facilidad una sombra nostálgica.

Podría subir al púlpito y exhalar bocanadas de luz refrescante, aun sabiendo que jamás penetraré vuestras adoradas tinieblas, sabiendo que mi mensaje se reducirá a un miserable balbuceo avergonzado dentro de estos muros.

Me miraréis con sincera tristeza y condescendencia, orgullosos de vuestros dones en contraposición con mi vacío, atestado de cuestiones, orgullosos de vuestro elevado entendimiento frente a mi ceguera, que acaricia horizontes. Me haréis dudar lo justo para respetar que la verdad es de cada uno.

Pero tendría que emparedarme los labios para no susurrar: caminad sobre los ídolos.

Tendría que engullirme la garganta para no proferir: corred sobre los ídolos.

Tendría que mutilarme la conciencia para no clamar: ¡cabalgad sobre los ídolos!

martes, junio 21, 2005

¡Maldición!

Ahora mismo, en el cuarto de baño, ¡cuna de tantas ideas!, me acaba de asaltar la revelación de que, ahora que soy consciente de algunos oídos concretos que escuchan mi voz… ¿No pervertirá eso mi mensaje? ¿No empezaré a pensarme con más cuidado lo que escribo mientras cacarean en mi mente mis percepciones de las interpretaciones que generaré? ¿No me encontraré escribiendo, incluso sin darme cuenta, una vez más entrampado por mi subconsciente (¿por qué se empeñan en hablarme ahora mis compañeros de trabajo? ¿Quieren desconcentrarme? ¡¡No!, no me interesa ir a al torneo de Wimbledon y salir en la tele!)…

¿No me ocurrirá que me encontraré escribiendo, una vez más entrampado por mi subconsciente, buscando no lo que quiero decir sino lo que me parece que los lectores quieren leer? ¿Y si es así? ¿Por qué? ¿Acaso me asusta la idea de que no me encuentren interesante y se alejen, aburridos o cansados? Sí, me asusta. ¿Qué hay de malo en que me asuste? ¿Pero no quería yo, precisamente, lanzar mi voz, con total libertad para mí y para el que la reciba, para que solo aquel para quien realmente signifique algo se quede a escucharme y hablarme? No quiero corromperme (¡pervertirme!) tan pronto.

No tienes ningún compromiso. No tienes que decir nada. No tienes que quedarte; ni siquiera tienes que despedirte.

No quiero hablar al lector concreto. Puedo hacerlo en los comentarios, en los mensajes; puedo esforzarme en ser simpático y atractivo ahí. ¡Pero no en mis entradas!

¡Dios!, Tú que nunca has hecho nada por mí, ¡ayúdame! Ja, ja, ja…

Al menos me hace feliz ver que las atalayas que erigí en mi ¿paranoia? (¡cómo exagero!) sirven para algo. ¡A las barricadas! Ahí está el enemigo. Tenemos que defender un pedazo de libertad. ¿O tenemos que cargar montaña arriba para conquistarlo?

Calma total. Respiración profunda. No me importa escribir para mis lectores concretos. Es sólo, que si lo hago, quiero hacerlo porque quiera, dueño de mí mismo: no por motivos que se me oculten. Quiero decirlo muy claro para que todos me entiendan:
Quiero ser dueño de mis acciones; quiero ser libre.

Y me voy a repetir porque me da la gana. (¡Buaaaaaaaaaa!; no tengo solución). Un "te amo" es una miseria comparado con un "he decidido amarte". (Sonrisita. No lo digo porque me dé la gana sino porque me parece que aclara el mensaje. ¡Gol!).

Londres (above): 11:55 AM, hora local.

El autocuestionario de Abigael Dierax

lunes, junio 20, 2005

Segunda oportunidad

¿Alguna vez te ha sucedido tener cerca a alguien con quien podías hablar de todo lo tuyo y todo lo suyo, a la cara o por carta, con palabras simples o llenas de florituras, sin palabras, y haber permitido que tu desidia apile losas de tiempo sobre la última conversación, para luego, como un novato de la vida, sentir la punzada de su ausencia, y buscar en el fondo del cajón donde ya no estaba?

A mí... sí.

¿Y alguna vez te ha sucedido tener cerca a alguien que te acompañó a comprar colores nuevos para el alma, que puede encontrar tu sonrisa sin importar dónde te la hayan escondido, y, como un descerebrado ignorante incapaz de recordar sus lecciones, una vez más, haber permitido que las telarañas del día a día cubran su cercanía, para luego sentir la necesidad de su presencia, y llamar a sus huellas y descubrir que, aunque tú no hubieras llamado, tarde o temprano, te habría llamado a ti?

A mí... ¡también!

domingo, junio 19, 2005

La flor de Daniela Aldama


Feliz Navidad

¿Cómo?

No sólo voy a hablar de cómo nació este blog, sino también de cómo han llegado hasta aquí esas otras voces que menciono.

"Dhaunae":
Dhaunae y la creación de "Pensamientos en la noche" vienen a ser la misma historia. Cuidado, hablo del cómo, no del por qué. Esa pregunta ya la contesté, con más o menos acierto, hace muy poco.

Su blog In the name of Goth! fue el primero que visité y donde entró en mi vida por primera vez la palabra "blog". La palabra en sí no me gusta, pero no me queda otra que aguantarme. Para los curiosos (como yo) diré que llegué a su blog desde google: la búsqueda (ninguna sorpresa aquí) "goth" en páginas de España. Como curiosidad, la segunda página que aparece en la lista de resultados ya la conocía, por motivos muy distintos.

Indagando sobre lo que era un blog, me pareció algo tan simple como una gran idea, y algo que me di cuenta que deseaba hacer. El enlace a www.blogger.com hizo el resto.

Que Dhaunae aparezca entre las voces en la noche que escuché una vez sin buscar en concreto, pero que ahora busco deliberadamente entre la multitud, no es sólo porque de ella conociera la idea. Hay mucho más.


"Van pasando mis días...":
Cuando creé mi perfil en blogger, escribí con bastante naturalidad "soñar despierto". Me sorprendió encontrar ese mismo interés en otras personas. No el hecho de que les interesara, sino el hecho de haberlo escrito así en su perfil. De los más de uno que vi, uno de los perfiles me interesó más y fui a visitar su blog. No encontré nada que me hiciera quedarme mucho tiempo, pero sí me llamó la atención un enlace que llevaba a "Van pasando mis días..."

A mí, esa voz, sí me resultó interesante escucharla.


"Verlorenes Seele":
Creo que es más una voz que se escuchó en el pasado. No soy capaz de repetir el proceso que me llevó a ese lugar. Sé que fue "llorar" en la lista de intereses. Pero no sé en quién lo vi por primera vez. El caso es que vi varios "llorar" acompañados de "reír", pero el suyo era un "llorar" sin "reír" que me destacó. Bueno, sí, claro, supongo que también está ese asunto de la imagen... (¿si no por qué andaba yo poniendo "goth" en el google?).
El caso es que hacía 6 meses que no había escrito ningna entrada y tampoco había ningún comentario. La plantilla de su blog es la misma que elegí yo (cuando ya la has visto muchas veces no es lo mismo que cuando la ves justo después de elegirla). Me produjo mucha tristeza. Ya hablé de ello.

"Homo sum, humani nihil":
Aquí también llegué desde el blog de Dhaunae. ¿Cómo? Bueno, su nombre de usuario se parece tanto al que sale en mi carnet de identidad... Luego vi que su lista de enlaces la encabeza el diccionario de la R.A.E. Debo decir que www.rae.es ha sido mi página de inicio durante bastante tiempo. (Esto explica la primera parte del comentario que dejé allí).
No me quedé ahí, sino que me leí su última entrada, un poco superficialmente, debo confesarlo. Cuando leí lo del regaliz, sentí que no me lo había ganado, así que me lo volví a leer más en serio. Esa segunda lectura me llevó inmediatamente a una tercera (para una cuarta aún falta). Esto explica la segunda parte del comentario.

"La magnitud de mi tragedia":
Respondiendo un poco a un comentario de Dhaunae, no es tan curioso. Cuando encuentro un blog de alguien que me interesa, presto atención a sus enlaces. Así, de la lista de enlaces de "homo sum, humani nihil", salté a otro lugar y de ahí a "La magnitud de mi tragedia". El nombre me atrajo y el contenido me invitó a quedarme y a volver en el futuro.

El test de Fingal

1. Piensa en alguien de tu infancia con quien hayas perdido completamente el contacto, pero que por alguna razón te gustaría volver a encontrar. ¿Quién? ¿Por qué?

2. Describe algún personaje que hayas creado y que tenga algo de ti. ¿Para qué o cómo lo creaste? ¿Qué tiene de ti? ¿Qué te gustaría tener de ese personaje que no tengas?

3. ¿Alguna vez has visto cumplido un deseo tuyo? ¿Qué hiciste para conseguirlo?

4. Formula un deseo, pero no uno imposible, sino algo que pueda estar a tu alcance si trabajas un poco por ello o simplemente porque se te presente una oportunidad. Puedes contarlo o no.

5. Cuando se cumpla el deseo anterior, me gustaría saberlo. Si no lo contaste antes, puedes contarlo ahora. O no, claro.

6. ¿Qué canción te gustaría que te cantaran? ¿Quién te gustaría que te la cantara? ¿Por qué?

7. Piensa en un poema, una canción, algún fragmento de algo que hayas leído o escuchado, que no hayas creado tú, pero que de algún modo hayas hecho muy íntimo porque le has dado un significado personal, encajándolo en alguna experiencia tuya; le has dado un significado distinto de lo que el autor tenía en mente. Descríbelo.

8. Tienes la oportunidad de viajar a cualquier lugar fantástico. ¿A dónde viajarías? ¿Por qué?

9. Ahora tienes la oportunidad de conocer a cualquier personaje fantástico. ¿A quién querrías conocer? ¿Qué le dirías?

10. ¿Alguna vez has imaginado (o incluso planeado) cómo sería una determinada conversación y, efectivamente, fue como imaginaste (o planeaste)? ¿Qué conversación fue? ¿Con quién?

11. ¿Alguna vez te has despedido de alguien y has "sabido" que era la última vez que os veíais, pero ese alguien no lo sabía? Cuenta, cuenta...

12. ¿Qué preguntas añadirías a este test? ¿Qué preguntas quitarías? ¿Quién te gustaría que lo contestara una vez hechos los cambios? ¿A qué esperas para mandárselo?

sábado, junio 18, 2005

Verlorenes Seele

No sé por qué he vuelto a este lugar. Tiene un aire de abandonado y solitario que hiela la esperanza. Es un presagio: un mal presagio. En algún lugar los cuervos se ríen y me esperan. Acaricio tu imagen. Parece como si algunos de mis sueños hubieran salido de ella. El silencio dice que no vas a volver. Puedo esperar varias eternidades. Para burlarme de lo imposible cambio algunas líneas de mi destino, y eso me consuela. Poco a poco, casi sin darme cuenta, empiezo a moldear una lágrima como hacía antaño, como si tuviera un alma de artista que no se resigna al retiro. Como todas, es una obra maestra. Una sola. Recuerdo que antes lloraba obras de muchas lágrimas, cambiando matices, haciendo coros. Una sola. Cae y estalla contra el suelo. Quien sepa mirar, podrá sentirla.

Mañana te traeré flores, flores negras.