sábado, junio 18, 2005

Verlorenes Seele

No sé por qué he vuelto a este lugar. Tiene un aire de abandonado y solitario que hiela la esperanza. Es un presagio: un mal presagio. En algún lugar los cuervos se ríen y me esperan. Acaricio tu imagen. Parece como si algunos de mis sueños hubieran salido de ella. El silencio dice que no vas a volver. Puedo esperar varias eternidades. Para burlarme de lo imposible cambio algunas líneas de mi destino, y eso me consuela. Poco a poco, casi sin darme cuenta, empiezo a moldear una lágrima como hacía antaño, como si tuviera un alma de artista que no se resigna al retiro. Como todas, es una obra maestra. Una sola. Recuerdo que antes lloraba obras de muchas lágrimas, cambiando matices, haciendo coros. Una sola. Cae y estalla contra el suelo. Quien sepa mirar, podrá sentirla.

Mañana te traeré flores, flores negras.